- El proceso de crecimiento de un olivo dura más de 10 años.
- Si se tratan como es debido, los olivos pueden llegar a superar el milenio de vida productiva.
Inicios de los cultivos del olivo
El olivo es, quizás, el árbol más característico de la Península Ibérica. Las largas hileras de este árbol son la estampa más común del paisaje español, primer productor de aceite del mundo. Tal es así que el olivo se considera un símbolo de la cultura ibérica y mediterránea por, entre otros, su importancia en la dieta mediterránea.
Aunque no se sabe a ciencia cierta, hay expertos que aseguran la presencia de acebuches (olivos salvajes) en España desde milenios antes al nacimiento de Cristo. Otros, sin embargo, señalan la ocupación romana de la Península como inicio del cultivo del olivo en territorio español. Teniendo en cuenta cuánto puede llegar a durar un ejemplar de Olea europea, nombre científico del olivo, sería posible que aquellas primeras plantaciones todavía siguieran siendo productivas a día de hoy.
La disciplina que estudia el crecimiento de una especie en relación a los factores climatológicos se conoce como fenología. Esta ciencia establece también las diferentes etapas de maduración de los árboles. Se sabe que el olivo es capaz de llegar a vivir 2.000 años dependiendo de varios factores, aunque dentro de su crecimiento se distinguen diferentes etapas. Aunque tarda bastante tiempo en comenzar a dar sus primeros frutos, aproximadamente entre los cinco y los siete años, después lo compensa con una longevidad impresionante.
Proceso de crecimiento de un olivo
Una vez se encuentra el árbol en un estado madurativo adecuado, su ciclo anual comienza con la brotación, a finales de invierno. En este punto comienzan a surgir yemas en las ramas del árbol, que después pueden convertirse tanto en brotes vegetativos (nuevos tallos con hojas) o brotes florales, que se descubren a mediados de la primavera como parte del proceso reproductivo de los olivos.
Una vez se ha fecundado el olivo, las flores se desprenden de la rama para dar paso al surgimiento y crecimiento de la aceituna. Es entonces cuando el árbol se prepara y acumula agua para aguantar el verano y hacer crecer sus frutos mientras tanto. También es ese momento en el que se produce el endurecimiento del hueso, lo que determinará, en parte, el tamaño final del fruto.
Tras las altas temperaturas, comienza una etapa conocida como el envero, que comprende el cambio de color del fruto. Este momento, generalmente a principios de septiembre, se aprovecha para recolectar las variedades de aceituna más indicadas para su uso en mesa. La eliminación de la clorofila es lo que hace finalmente que el color del fruto cambie a unas tonalidades más oscuras, por lo que la recolecta de aceituna para aceite todavía deberá esperar algo más de tiempo.
Finalizado el envero, los frutos ya están lo suficientemente maduros como para ser recogidos y con una cantidad óptima de zumo en su interior. Los agricultores deben ser avispados a la hora de recoger el fruto, ya que irá perdiendo propiedades con el paso de los días. No obstante, dejar el fruto en la rama durante más o menos tiempo puede influir en su sabor final. una vez recogido el fruto, el árbol se prepara para volver a comenzar el ciclo a finales del invierno siguiente.
Factores que influyen en el proceso de crecimiento de un olivo
Se puede decir que no existe un olivo igual a otro. Cada uno tiene unos tiempos madurativos distintos en función a varios factores. Estos factores, como cualquier árbol, tienen que ver principalmente con la climatología y los cuidados de los agricultores. El trato que recibe por parte del trabajador es determinante en extender la vida productiva de un olivo.
Aunque el olivo es un árbol bastante adecuado para climas cálidos y secos, también necesita un mínimo de agua para sobrevivir. Es por eso que la sequía le afecta fuertemente y puede ser un motivo para una baja producción. Sin embargo, suelos húmedos y de gran retención acuosa, como los arcillosos, también pueden resultar perjudiciales para el olivo. Incluso pueden llegar producir su muerte por lo que se conoce como asfixia hídrica.
La amplia variedad de olivos presente en la Península Ibérica hace que este también sea un factor a tener en cuenta a la hora de revisar el crecimiento del árbol, ya que hay especies más adecuadas a ciertos territorios y condiciones. Por último quedaría entender que, igual que no existen dos olivos iguales, tampoco existen dos años iguales, ya que el olivo es una especie que alterna años de gran producción con años “de descanso” debido a un fenómeno conocido como avecería.